¿Cómo encontrar a Isabel Allende?

En el año 2024 y los que le seguirán por orden “aumentativo”, si querés encontrar a la gran escritora Isabel Allende, posiblemente será una de las tareas más fáciles de tu próxima  clase de Español. Isabel está en una librería, en una biblioteca, en un video de Youtube, en una serie biográfica, en un país específico, en una casa específica que seguro alguien conoce su dirección y por último, pero no menos importante: en cada uno de sus libros.

Conocí a esta escritora en un libro llamado la “Ciudad de las Bestias”, una edición con una portada un tanto peligrosa si te acompaña en la solitaria oscuridad de tu habitación ya que tiene en la imagen de portada una mirada punzante que posiblemente es la representación de alguno de los personajes que siempre vivirá dentro de las páginas de esta ciudad “abestiada”. Las bestias al final del día casi siempre son humanas, así que me di cuenta que no debía temer a la mirada de esta portada ya que casi todos los días de mi vida, me cruzaré con alguna bestia que tendré que evitar ya que aun no he aprendido el arte de domar animales salvajes que caminan en medio de la ciudad y mucho menos los que pueden llegar hasta el corazón de la jungla.

Más adelante me di cuenta que Allende había llegado muchos años antes a mi casa en un libro que mi abuelo compró en nuestra librería favorita. Resulta y acontece que el Jorge Rodríguez que yo conozco como abuelo y figura paterna, de una forma sútil me había susurrado en algunos títulos, dónde podía encontrar a Allende cuando tuviese la madurez para entender las palabras dentro de “Inés del Alma Mía”. Seguidamente la abuela que yo conozco como Orietta, procedió a seguir la historia de Inés y a mi corta edad de aproximadamente 10 u 11 años me dijo: hmmm creo que aún no es tiempo de que leás esta precisa historia de Allende. Mi abuela es una mujer de muchas palabras pero pocos libros, así que he seguido su consejo ya que el viejo ejemplar de mi Jorge desapareció cuando el tiempo de su reloj acabó en la tierra. Y digamos que he encontrado a Allende en otras partes mientras regreso a buscar a doña Inés donde mi abuelo la dejó.

El momento cumbre de mi amistad con la distinguida escritora (aclaro una amistad de una sola vía ya que jamás me ha dicho expresamente que desea sostener una conversación oficial conmigo) fue cuando sentada en la cocina de mi casa con la televisión encendida a la hora de la cena, vi un anuncio de su serie biográfica donde comentaba que la obra que la llevó a la gloria literaria era en realidad una carta de despedida hacia su abuelo. Habiendo perdido al mío hacía unos meses en la edad de 24 años, encontré en Allende una inspiración para algún dia honrar a mis seres queridos en mis escritos que por los momentos se limitan a este espacio llamado “Meet My Words” o “Conoce Mis Palabras” si deseamos hacer una traducción de la obra. 

Quien diría que Allende encontraría su gloria literaria ante el mundo en una casa que jamás estará vacía porque siempre estará llena de los espíritus que dejaron alma y corazón en medio de sus paredes que creo son más de 4. Para mi, el reconocimiento literario nos es más que una apertura de ojos por parte del mundo de lectores que en una sola obra encuentra lo que por mucho tiempo estuvo a la vista de un solo ojo ya que los demás preferían cerrar los suyos, que en este caso solo Allende mantuvo siempre abiertos hasta que tuvo la vulnerabilidad de llenar la “Casa de los Espíritus” con un impresionante homenaje a uno de sus seres más antiguos y queridos que habitó por muchos años en Chile.

Más allá de leer sobre la casa, decidí llenar mis propias páginas del espíritu de mi abuelo, que aunque no vivió en Chile ni pasó tiempos de guerra, dejó más de una palabra, un relato y una vida en mi propia casa de los espíritus que aún está llena del alma de Jorge aunque ya no habita en ella terrenalmente. Obviamente no llené lo que sería la obra cumbre de mi carrera profesional, llegué posiblemente a un total de 3 páginas completas ya que no podía parar de llorar a medida desbordaba mis palabras en un documento de Word, pero sí logré sanar una herida que quedó en mi corazón: su muerte fue tan repentina que siendo la “escritora” de mi peculiar familia, no pude escribir a tiempo ni decir una sola palabra en una iglesia llena de gente y llena de espíritus. 

Gracias estimada Isabel Allende, por enseñarme que el mundo siempre querrá decirnos que nuestras palabras se las lleva el viento, o que nuestros libros pueden perderse en los largos pétalos del mar, pero si tenemos suficiente amor y confianza en nuestras propias combinaciones de palabras, lograremos hacer que los espíritus nunca salgan de sus casas, que Inés tenga un alma que no es precisamente la mía o darle a conocer al mundo que al menos el viento si conoce mi nombre. En su caso la gran escritora Isabel Allende y en el mio la Andrea que decidió escribir estas palabras con el voluminoso sueño de que algún día más de mis palabras sean leídas por usted y el resto del mundo.

Aunque encontrar a Isabel Allende es una tarea fácil en términos informativos, es una tarea kilométrica que aún tengo que terminar leyendo por mi cuenta los libros que no cupieron en las clases de Español que ya no llevo, donde ya no me dan una estrella por haber leído satisfactoriamente el libro que las maestras elegían por mi en el ánimo de sembrar en sus clases la semilla de seguir buscando a aquellos escritores como Isabel a nuestro propio paso, lento pero muy muy seguro.

Antes de continuar mi búsqueda, ¿Vos ya sabés a donde podés encontrar a Isabel Allende?

-Atentemamente Andrea Lucía

@meetmywords


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